jueves, 20 de noviembre de 2008

Justo Jiménez “El Cojo”, caballero de la libertad (1902-2008)


En memoria de Justo Jiménez González "El Cojo", comunista y guerrillero, que falleció en Béjar el 10/11/2008, a los 106 años de edad.

El pasado lunes 10 de noviembre, a la edad de 106 años, nos dejó Justo Jiménez González, apodado "El Cojo".

Justo nació el 14 de julio de 1902 en Aldeanueva de Santa Cruz (Ávila). Con 20 años, viniendo de trabajar en Francia, fue ingresado en San Sebastián y sufrió la amputación de una pierna. Vino entonces a vivir con sus padres a Baños de Montemayor (Cáceres), donde se estableció como sastre, contrajo matrimonio y emprendió su larga trayectoria de lucha política.
Así, durante la II República, ocupó los cargos de secretario municipal de Jarilla y, desde las filas del Partido Comunista, concejal y alcalde de Baños.

Detenido al inicio de la Guerra Civil, cumplió 6 años de cárcel en el Puerto de Santa María. De regreso a Baños de Montemayor, comenzó a colaborar como enlace y correo con la guerrilla antifranquista (maquis), en la XII División de la Agrupación Guerrillera Extremadura-Centro que comandaba Pedro José Marquino Monje, apodado "El Francés", y que en esta zona operaba con una partida que lideraba Gerardo Antón Garrido, apodado "Pinto".

Justo fue entonces delatado por vecinos de derechas del pueblo, detenido en febrero de 1947 y juzgado militarmente en Madrid. Condenado a 15 años de prisión por "pertenencia en la clandestinidad al Partido Comunista", pasó por las cárceles de Plasencia, Carabanchel, Yeserías, Burgos y El Dueso. Fue puesto en libertad en 1956 (cumplió en total 14 años y 2 meses de prisión desde 1936) y desde entonces fijó su residencia en Béjar, donde ejerció su oficio de sastre hasta la jubilación. No quiso, en todos estos años, ni participar en la vida política bejarana, ni regresar a Baños de Montemayor.

A los 90 años y gozando de unas excelentes condiciones físicas e intelectuales, comenzó a redactar sus memorias, tarea que alternó con la escritura de otros textos sobre el discurrir de la Transición y la democracia en España. Todas estas obras permanecen aún, esperemos que no por mucho tiempo, inéditas.

Desde el plano más personal, y todavía conmocionado por la pérdida de un amigo y compañero tan querido, no puedo sino reiterar el enorme orgullo que para mí ha supuesto haber conocido a Justo, charlar con él sobre las cosas de la política y de la vida... Compartir, en suma, un puñado de valiosos momentos con un hombre tan digno, tan íntegro, de ideas tan profundas y de principios tan rectos...

En el transcurso de estas conversaciones, tuve la oportunidad de recabar su valiosísimo testimonio para mi libro Represión, silencio y olvido. Memoria histórica de Hervás y el Alto Ambroz (Asamblea de Extremadura, 2007).

¿Qué decir ahora, para conmemorar una vida tan extensa, tan noble y rectamente vivida, tan repleta de entrega y compromiso, tan cargada, a la vez, de padecimiento y de esperanza? Hombres y mujeres como Justo, que lucharon por la democracia, que nos devolvieron la libertad, que se emplearon tan a fondo en la causa de la justicia, no pueden ser olvidados. Ellos pusieron los cimientos de todas las libertades que hoy disfrutamos. Y ellos fueron ayer, son hoy y serán mañana un ejemplo para la comunidad. Su memoria no será nunca simple nostalgia, sino viva enseñanza. A tus hijos, Pedro, Mari y Carmen, y a todos tus familiares, les quiero hacer llegar un fuerte abrazo. Y a tí, querido amigo, ¿qué me queda por decirte, todavía, desde este lado? Que te recordaré siempre, sobrio, reflexivo, sereno, afable, entrañable, riguroso y recio, como has sido siempre y como he tenido la suerte de conocerte. Que ni tus ideales ni tu lucha serán nunca olvidados ni abandonados. Que no dejas cenizas, sino surco y simiente de ese mundo mejor por el que luchaste, y por el que, con tu ejemplo siempre vivo en la memoria, seguiremos luchando.

Descansa en paz, viejo guerrillero, hombre honrado, ciudadano ejemplar de la República de la Libertad.

Francisco Moriche Mateos, Hervás, Cáceres, 14 de noviembre del 2008

8 comentarios:

Marina dijo...

Querido compañero, en tu memoria pervivirán siempre los trozos de la historia que nos son dolorosos. Gracias por acercarme a un tiempo de rincones.

Con tu permiso linkeo tu blog en el mío. (Si no quieres me lo dices)

Un abrazo desde Béjar

Miguel Sánchez dijo...

Hola. Soy de Baños y desconocía esta historia. ¡Cuánto nos quedará por saber aún!
Desde aquí un pequeño homenaje a Justo.
Sería interesante que antes de que desaparezcan nuestros mayores y con ellos el conocimiento de estos episodios de nuestra historia se fueran recogiendo sus testimonios.
Un saludo.
Miguel sánchez

Miguel Sánchez dijo...

Hola. Soy de Baños. Me ha interesado esta referencia, que desconocía. Creo que en mi pueblo hay mucho por saber o desvelar antes de que con la muerte de los protagonistas llegue el olvido y la desmemoria.
Desde aquí un sentido homenaje a Justo.
Miguel Sánchez

Unknown dijo...

Hola, soy Juan Manuel Campo Regidor, de Banos de Montemayor. Al tener conocimiento del blog de Francisco Moriche y leer sus informaciones, he recordado las anecdotas que nos contaba mi madre al leer sobre Justo el Cojo, pues esta buena persona fue amigo de mi abuelo Emigdio Regidor Belloso que tambien sufrió la intransigencia de aquellos que no soportaron el estado de democracia y libertad que nos dio la República puesto que pasó 6 años privado de libertad en Cuellar. También reflejar que Ciriaco Alindado era tio carnal de mi madre, Aurea Regidor Alindado, y que fue asesinado vilmente por algunos mal nacidos en el cruce de La Jarilla.
Por eso mi reconocimiento a todos los que sufrieron la intransigencia de aquellos salvapatrias que llevaron a la muerte a tantos españoles. Salud para todos.

Anónimo dijo...

mi abuelo era pedro garrapichano gracias por todo de paco vazquez garrapichano

Unknown dijo...

Gracias por honrar la memoria de mi abuelo.

Unknown dijo...

Un héroe anónimo cuyas memorias conservo como un tesoro en un libro único

MACastellano dijo...

Como nieto de Justo, que disfruté de su compañía más de 40 años, quiero agradecer al escritor Francisco Moriche sus palabras acerca de mí abuelo (y que le haya dedicado un capítulo de su libro) que reflejan fielmente la personalidad de mi abuelo. En estos tiempos de enfrentamientos sin sentido, me acuerdo siempre de mi abuelo, que perdonó a todos los que le hicieron daño y que era feliz hablando con gente que pensaba todo lo contrario que él. Que falta haría en política ahora gente como él, justa, honrada, respetuosa y sin miedo a reconocer las cosas bien hechas por sus oponentes políticos. Gracias Francisco.